Ya empieza a espinar esa dura ausencia,
el extrañar que no se conoce a menos que se sienta.
Ya empieza a doler el sentir el pasado (que se quiere presente)
tan lejos...
Ya empiezo a confundir mi yo,
con la persona que camina, come y respira;
y termino por saber que no soy,
pero siento.
Y es entonces cuando revivo recuerdos
que no son recuerdos, que nunca pasaron...
y me acuerdo de los que sí se dieron,
pero no pueden ser nombrados...
Porque es como cuando todo se ha ido
y vuelve.
Como cuando la vela se apaga
y espontáneamente se enciende.
Cuando la rosa está ya muerta
y revive.
Es cómo cuando esos ojos sonríen
y despierto.
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