Rojo

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Yo no quiero más navidades patrocinadas por VISA,

ni pantalones llenos de sangre,

ni regalos no correspondidos,

ni secretos, ni grasas, ni cupidos fallidos.

Yo mejor le vuelvo la cara a los espejos y me tapo los oídos.

Me escabullo usando el hueco ignorante.

Me caigo y no me levanto,

me siento del lado de la contraparte.

Famélica de risas y con amaneceres tardíos.

Botando hasta las canciones sin letra.

Lo fácil de deshacerse de las cosas

es que solo hay que apagar la luz y bajar la cadena.

Hoy

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Una gota de sangre cae y se disuelve.

El cerebro a 21 revoluciones por segundo.

Gente necesitando un repuesto para Dios porque perdió la fe en la versión original,

la que aparece justo antes de que ya no quede nada

(en un panfleto que le llevan a la puerta de su casa).

Con un ayer lleno de quisieras y futuros.

Con un mañana que pretende imposibles conocidos.

Con una lágrima virtual en una diapositiva imaginaria.

Y ganas de comer poesía en lugar de vomitarla.

Ya no hay rima (ni esperanza de crearla).

Las calles están vacías y uno toca puertas para llenarlas.

Libros esperando ensuciarse, con música de fondo hablando sola.

Las ganas que se salen por los poros de tirar lo que nadie nunca creyó a esos nadies en la cara,

pero hay tiempo hasta mañana.

Las sobras de carne deberían estar en la basura, o recicladas.

Todos mantenemos el metro de distancia cuando apestamos a cigarro.

Ellos durmiendo en camas diferentes, pero en el mismo colchón.

Y ella creyendo que ya no la quiero y yo no pudiendo demostrarle que sí.

De todas formas, para cuando algo se pierde, no hay repuestos.

-ico, -ar.

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Entrópico, abunda en mi mente ese inmenso excedente de cosas en las que no debería pensar.

Caótico, resuena la pieza que critica lo que no debí haber hecho, no deja de gritar.

Delírico, mi mente se ha hecho un nudo que intenta en vano todos los putos recuerdos borrar.

Quimérico, confudí un presagio hecho de nada con una realidad que me es imposible aceptar.

Saltando entre trastes del diapasón

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Susurros tras los sonidos,
de lo que el oído escucha,
que mienten, que hieren, que insultan.
¿La razón? Absurda.

Estereotipos que encierran
ausencias (inseguridades).
Personas, frases, apariencias (todas vacías).
Falta de identidades.

Impotencia ante la abundancia
de ilógicos pensamientos.
¡Disparates y prejuicios!
Ideas sin fundamento.

Que de negro se convoca a Leviatán,
que sin tacones pierdo credibilidad,
de rosado soy superficial
y una inútil si no sé cocinar.

La estupidez en cabezas rubias,
y se es demente si se pregona la música,
un inculto con clavos y martillo,
y con enagua corta prostituta.

Un cerebrito con lentes y frenillos,
un idealista aquel que busca un cambio,
oportunista el que se atreve.
¡Burdos engaños!

Se critica, se atribuye, se adjetiva,
se marca, se contamina,
y se viste de mierda a la tropa,
con palabras de simulados sofistas.

¿Y es usted más? ¿Y seré yo menos?
Si usted tiene corbata y yo visto mis remiendos.
¿Y es usted más y yo menos?
Si tiene usted un libro bajo el brazo y yo no sé leerlo.
¿Será realmente usted más y yo menos?
Si mi piel es ceniza y la suya nívea.
No creo que usted sea más y yo sea menos,
si su acento es sofisticado y el mío marcado.

¿Cabrá en alguna mente limitar a epítetos a una persona?
¿Podrá comprar alguien con palabras su gloria?
¿Se podrá tachar un quiero y escribir un puedo?
¡Yo también quisiera saberlo!

¿Comprenderán los que se esconden siendo titiriteros?
Que no somos marionetas, ¡Tenemos cerebro!
¿Sabrán la forma de tomar la esencia de lo que es nuevo?
¡Yo también quisiera saberlo!

¿Será que les gusta nadar en ese mar,
el ecuánime, el monótono,
donde lo diferente es ofensa y lo revolucionario delito,
a ustedes virtuosos de lo ortodoxo?
¿Será que no pueden apreciar (sin ser cegados)
la densa y oscura sombra del que nació iluminado?

Es mejor construir un mundo (su mundo, mi mundo),
donde se embotelle al vacío a los que creen en fronteras.
Es mejor erigirse un mundo, (nuestro mundo),
donde a los homicidas de la creatividad se les corten las aletas.

Y es por eso que yo vivo en un mundo,
donde soy lo que me retrata un gesto de alegría el rostro,
donde las barreras no restringen mis límites,
donde mi vida es incendio, júbilo, alegría:
donde soy libre.

Sopa de pensamientos

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La muletilla, el dicho, la rutina: repetir.
Ver que yo soy yo, y que eso no cambiará, en años (¿y si la reencarnación existe?).
Saber que un pedazo de papel mueve un mundo.
Que me cuenten y yo crea, que el universo es infinito, y los números, y mi mente.
Que hay gente muriendo de hambre, y ¿qué es la muerte?
Que soy 90% vacío.
Que hay mil dioses.
Que usted cree en alguno de esos dioses, o en ninguno, o en varios.
Que hay música.
Que hay genios.
Que hay mini-personas.
Que nos creamos un techo.
Que existe (o talvez no) una pantalla, dentro de un cerebro, dentro de una cabeza, que presenta, como en diapositivas, las ideas.
Que hay tantas cosas que no veo, no comprendo.
Que no puedo saber que va a pasar en el futuro, y ¿porqué no?
Que no me puedo devolver en el tiempo, y ¿porqué no?
Que éstos de aquí son garabatos, que sé hacer, y usted también y sé descifrar, y usted también, y transmiten incluso sentimientos.
Tener la certeza de que existo, siento, pienso, hablo y vivo (y creer que son casi lo mismo).
Que todo es subjetivo.